Trece sombras salieron al unísono,
en post de un mismo objetivo.
Apenas pude distinguir a Raam a
mi izquierda y a Gael a mi derecha, el resto de espectros parecieron disolverse
en la espesura del gran bosque de secuoyas, en donde se encontraba nuestro punto de
encuentro y dejando tras de sí únicamente noche. La luna se encontraba semidesnuda, arropada
ligeramente por un leve manto de nubarrones en su parte inferior, y la luz amarillenta
que desprendía, marcaba un tono extraño que dibujaba de una forma muy peculiar la frondosidad de aquella arboleda.
Los arboles se quedaban atrás uno
tras otro, como meros espectadores pasivos de lo que esta noche sucedería. Si
todo iba según lo planeado, nadie más se percataría de nuestra presencia. La
misión era clara; robar los datos del proyecto NXE-01 y destruir el complejo.
(Continua tras el salto)
Nanotecnología para el
mañana; decía el lema de Arcontech, la empresa
madre y creadora del proyecto.
Cada vez que escuchaba este
eslogan esbozaba una sonrisa. Tecnología para controlar el mañana, más bien. ya
que el proyecto NXE-01 es un nano chip de rastreo, entre otras muchas “virtudes”.
NXE-01 era la punta de lanza de su investigación. La idea era simple, el ser humano necesita
estar interconectado, internet es una herramienta muy útil, pero tiene un gran
inconveniente; es incontrolable hoy día. A sí que la solución fue lógica.
Implantar desde el nacimiento una herramienta para que todos los seres humanos
estemos conectados a internet desde nuestro nacimiento; de forma continua y
gratuita. Todo esto seria genial si no fuera por la capacidad de aquel nanochip
de transmitir nuestra posición, hábitos de transito por internet, además de
maravillosas posibilidades complementarias; y lo que es la gran baza de aquel nanocircuito;
este podía transmitir en tiempo real lo que tu veas a través de tus ojos,
sentir lo que tu tacto acaricie, percibir el olor de aquello que detestas o adoras… pero claro, esta información no saldría a la luz, era el gran secreto de Arcontech.
NXE-01 era una maravilla de la tecnología.
Siete de los hombres se quedarían
vigilando el perímetro del centro de investigación, cubriéndonos la ruta de
escape dos más. Conmigo solo Gael y
Raam, acompañados de Stella, nuestra especialista en hackeo.
Nuestra llegada fue limpia, mis
chicos ya estaban dispuestos según las ordenes establecidas. Distribuidos a las
cero, dos, cuatro, seis, ocho, diez y doce respectivamente, según las agujas del
reloj. Quedando de esta forma rodeando el complejo, con dos hombres cubriéndonos
la salida más dos más situados a unos cincuenta metros de distancia para
limpiarnos la ruta de escape.
Era el momento de actuar.
A la
hora acordaba todos los compañeros soltaron sus inhibidores electrónicos. Teníamos
quince minutos.
_ ¡Adelante!
Continuará.......
Continuará.......
Estoy deseando leer la continuación, compañero.
ResponderEliminarBaraeco