Aconsejo leer primero el prólogo que encontrarás aquí: Re-evolución (Prólogo parte 1)
Sigue todos los capítulos de Re-evolución aquí: Serie Re-evolución
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El coche iba a gran velocidad. La carretera
estaba bacheada y el asfalto parecía deshacerse a nuestro paso. Disparos. El
vehículo era de color rojo, era antiguo, más disparos. Me agazapé en los
asientos de atrás; tenía miedo. Un giro brusco, el coche daba volteretas, una,
otra, y otra más… sangre, mucha sangre. Me miro, no es mía…se abre la puerta,
dos disparos…
Me desperté en mitad de la noche. Estaba empapado
en sudor, miré el reloj; eran las cuatro de la mañana. Otra vez esa pesadilla;
debo descansar. Todavía quedan algunas horas de sueño… me giro, intento dormir.
Re-evolución
El sonido del despertador se incrustó en mi
cabeza. Como odiaba ese chirriante pitido. Eran las ocho de la mañana. Me
levanté aún adormilado y me dirigí al baño. Es una suerte trabajar cerca de
casa, los atascos me ponen nervioso. Supongo que no valgo para vivir en la gran
ciudad.-me dije a mi mismo-
Me miré al espejo, barba de dos días; no pasa
nada, supongo que nadie lo notará en el trabajo. Entras a las nueve, enciendes
el ordenador, trabajas. Pausa para tomar algo a medio día y de vuelta al
ordenador. Salgo a las dos, como algo y
vuelta al puesto de trabajo. Una gran vida…
Me di una
ducha. Cogí unos vaqueros, una camisa y me detuve otra vez frente al espejo empañado
a causa del vaho. En él se reflejaba una
borrosa figura. Una ligera pasada con la mano y pude ver mi rostro, ya con un
mejor aspecto. Siempre me había gustado el color de mis ojos. Eran una mezcla
de color verdoso, que me hacía recordar al tono que toman los bosques mientras son
azotados por la lluvia en primavera. Cogí las llaves del coche y me dispuse a
salir de casa, con un par de galletas en la mano que devoraría en el trayecto.
(Continua tras el salto)
Trabajo en una zona industrial, en las afueras de
la ciudad. En una oficina de asesoramiento empresarial. Contabilidad. Estudiar
Ingeniería aeroespacial para acabar llevando la contabilidad de diez negocios
familiares. Adoro mi trabajo… Pero bueno ingeniería, contabilidad. Al fin y al
cabo solo son números, me decía a mí mismo.
Entré a la oficina y encendí el ordenador. En la
pantalla había una nota. “Hoy es el día”. Levanté la cabeza y vi a Rachel sonriendo
y caminando hacia mi puesto. Era alta, casi tanto como yo, y eso que no soy
precisamente bajo. Con una larga melena de color carbón y unos rasgos delicados
tanto en su rostro como en todo su cuerpo. Era una mujer que conseguiría
detenerte con la mirada mientras paseas por la calle. No llamaba en exceso la
atención, pero era muy atractiva. Rachel llevaba en la empresa solo unos meses,
en los que había logrado caer bien a todo el mundo. Era una gran persona y muy
competente en su trabajo. No puedo decir que no me haya planteado nunca
invitarla a salir, pero no se habían dado las circunstancias adecuadas…
_Se de uno que me va a invitar a una copa en el
Jason´s cuando salgamos esta tarde. -dijo
alegremente- A mí, a Cris, a Paola a Don y a Harris, si, a Harris también, sé
que no nos cae muy bien. Pero vamos, es tu cumpleaños no seas roñoso.
Acepté con una media sonrisa en mis labios.
_ ¿Seguro que a Harris también?-dije mientras reía-
_Vamos, ¿no te da lástima? Solo es una copa. Veinticinco años no se cumplen todos los días.
¡Felicidades! –dijo dándome un abrazo.
_Está bien-repliqué- os espero a todos cuando
terminemos.
No me gustaba en exceso salir, prefería la
tranquilidad de mi casa y Harris…Harris es el jefe. A nadie le cae bien, es un
gilipollas. Nada le parece bien, todos trabajamos poco, es grosero, soez y además,
se cree gracioso… Pero hoy es una excepción, intentaré pasarlo bien.
Eran casi las cinco de la tarde, solo quedaban un
par de horas para terminar el día, cuando la oficina del jefe se abrió y
apareció Harris.
_ ¡Leo! –Gritó- Te están buscando.
Tras él, dos hombres trajeados entraron en la
oficina. Me resultó extraña aquella situación ¿Qué podía haber hecho yo? Me
levanté de la silla, y de dirigí hacia su despacho. En el camino me crucé con
el puesto de Rachel, que me miró con cara sorprendida.Yo le
devolví una mirada de incomprensión, que retrataba perfectamente lo que se
estaba dando en aquella situación tan inusual. No sabía de qué
diablos se trataba esto, pero continué hacia adelante. Tenía que salir de
dudas.
Harris salió del despacho, y me dejó con aquellos
dos hombres de extraño aspecto.
_Señor Adams. Tiene que acompañarnos.
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