Sentía el miedo en sus ojos, eso me hizo disfrutar más del momento. Apreté el cuchillo aún con más fuerza entre mis manos y me acerqué hacia ella. Su rostro era angelical, de tez pálida, pequeños labios tintados por un color rosáceo natural, que los hacían resaltar en conjunto con sus ojos verdes y muy penetrantes, que ahora solo expresaban una cosa. Temor. En la mejilla un corte y unas gotas de sangre salpicadas de cuando la golpee contra puerta del salón la hacían parecer más hermosa aún si cabe. Vestía un fino blusón de noche de color purpura, y encajes a lo largo del mimo. Era preciosa y era mía.
La puerta corrediza de la habitación
estaba abierta de par en par, en la alcoba solo estaban dispuestas dos mesitas
de noche, una gran cama cubierta por un paño beis y un pequeño armario de líneas
rectas y tono oscuro. Ella situada en el fondo de la estancia apoyada sobre la
esquina izquierda de la mesita de noche, no se atrevía a mirarme, estaba
asustada y comenzó a lamentarse entre sollozos.
Era perfecto.
(Continua tras el salto)
(Continua tras el salto)
Aquella noche había cenado sola,
como todas las noches. Hacía semanas que no tenía noticias de aquel cerdo al
que una vez llamé esposo. La vida pasaba entre el trabajo, la casa y mi amiga Cloe.
Era una mierda de vida, pero hoy estaba contenta. Cloe había sido madre, un niño precioso, algo
que deseaba desde hace años, pero algo con lo que hasta ese día no fue bendecida. Cloe
siempre le decía que abandonara esa casa, que lo dejara ir, que no merecía la
pena. Pero yo lo amaba, diecisiete años
no pasan en balde, y cuando miraba a los ojos de aquel borracho aún veía al joven
del que me enamoré y por el cual daría la vida.
Me encontraba cansada, llevaba
todo el día en el hospital. Necesitaba reposar el cuerpo sobre mi cama y dejarme
llevar por el sueño. Me puse el blusón
de noche que hace años me regaló mi marido por nuestro aniversario. Era de color
purpura con unos encajes a lo largo de la prenda. Me dirigí hacia el baño para
aliviar mi rostro la fatiga del pesado día y entonces lo vi… El charco de
vómito impregnaba de un olor nauseabundo todo el aseo. Había vuelto, pero ¿Dónde estaría? –;me pregunté.
Después de recoger aquella porquería
me aseé un poco, y fui hacía el sofá
donde me recosté para esperarle.
El estruendo de unos golpes
contra la puerta me hizo volver en sí.
_ ¡Abre la jodida puerta! ¡Zorra!
_ ¡Vete de aquí! -Le repliqué-
_ Es mi casa y entraré cuando
quiera, abre la puta puerta o la tiro abajo.
Temblorosa anduve hacia la puerta, tiré del pestillo de la cerradura y
le dejé entrar.
Su aspecto era repugnante.
Llevaba una camisa de color azulado, con varias quemaduras de cigarros y un
gran rasgón en el costado. Desprendía olor a whisky y su cara estaba completamente sucia e
impregnada de vómito. En sus ojos,
vacio.
_ ¿Dónde has estado todo el día? ¿Tirándote a algún maricón de tu trabajo? Llego a mi casa y lo único que encuentro es la
nevera vacía y mierda por todos lados y tú follando con cualquier hijo de puta.
_ Cloe a tenido un hijo -le dije
con una voz muy suave y asustada-
_Esa zorra no puede tener hijos
eres una puta mentirosa al igual que ella.-contestó-
De repente me cogió del brazo
y fui arrojada contra la puerta de la
habitación. Me desplomé hasta el suelo con una herida en el rostro… estaba
espantada. Corrí a gatas hasta el interior de la habitación y me apoyé sobre
la mesita de noche. Empecé a llorar. Pavor era lo único que sentía en ese
momento.
Él se acercaba cada vez más a
ella, y con una sonrisa en los labios le dijo:
_Estoy cansado de tus mentiras,
puta, nunca más. Eres mía recuerdas, hasta la muerte, como tú lo dijiste. -
La agarró del brazo y la lanzó contra la cama.
_ ¡Ahora vas a saber lo que es que te follen puta!
Agarró el blusón que un día le había regalado y lo destrozó, dejándola completamente desnuda. Ella ponía toda la resistencia que podía, pero se veía ahogada ante la fuerza de aquel hombre del que hacía tiempo se enamoró y del que ya apenas conocía nada.
La agarró del brazo y la lanzó contra la cama.
_ ¡Ahora vas a saber lo que es que te follen puta!
Agarró el blusón que un día le había regalado y lo destrozó, dejándola completamente desnuda. Ella ponía toda la resistencia que podía, pero se veía ahogada ante la fuerza de aquel hombre del que hacía tiempo se enamoró y del que ya apenas conocía nada.
Haciendo un alarde de gallardía
ella le lanzó un mordisco rasgándole parte del brazo, logrando de esta forma que soltara el cuchillo que oprimia su garganta y apartando aquella mole de sudor y alcohol que tenia sobre su cuerpo. La bestia gritaba como un loco,
mientras la sangre le brotaba de la extremidad herida. Tumbado a los pies de la
cama se agarraba del brazo mientras lanzaba maldiciones hacia su mujer.
Aprovechando la ocasión ella corrió hacia la cocina en donde empuño un cuchillo y se dirigió hacia la salida del habitáculo. Pero sin previo aviso algo la golpeó en la pierna haciéndola caer a pocos metros de la puerta.
_Nunca más puta, nunca más -le dije a ella, a la vez que le asesté un fuerte golpe en el estomago- La zorra se retorcía de dolor en
el suelo acurrucada en posición fetal, mientras yo disfrutaba del espectáculo.
Te lo mereces-mascullé entre dientes- y me abalancé sobre ella cogiendola
firmemente por el cabello. Iba a disfrutar haciendo esto.
_Nunca más cabrón, nunca más... – le
dije mientras me tenia agarrada por la cabellera- Le golpeé en el brazo herido
y logré gírame completamente para asestarle una puñalada mortal en el cuello…
La sangre le brotaba mansamente
de la yugular, mientras su cuerpo caía lentamente de rodillas, para finalmente
derrumbarse contra el piso. En su mirada ya casi vacia solo se reflejaba el odio hacia mí.
_ ¿Qué me ha hecho esta puta? –Pensé-
Esta puta me ha matado. Mi sangre manchaba el suelo de baldosas color crema de
la vivienda, mientras mi cuerpo caía de rodillas y se golpeaba con él. Su rostro estaba cubierto por mi sangre, suciedad y sus lagrimas. Era más bella que nunca, y su
mirada solo reflejaba una cosa; paz. No
pudiendo aguantar más me desplomé completamente sobre el suelo.
_Ojalá vayas al infierno…puta.
_Ojalá vayas al infierno…puta.
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