sábado, 16 de junio de 2012

Re-evolución (Capítulo 10)






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 Abrí los ojos. Todo era blanco, como la nieve en invierno… Un fuerte dolor me recorría desde la espalda hasta la nuca.
Un niño. Mi arma. Odio.

_ ¡Estás muerto!-dijo Steve sonriendo- Agarra mi mano. Casi lo consigues, te felicito.

_ ¿Pero qué ha pasado?  ¿Me han disparado?

Steve comenzó a reír a carcajadas. Me comentó que utilizaban una especie polímero de caucho como munición para los entrenamientos, balas de goma. La sangre, el humo, los muertos, eran todos espejismos generados desde la sala de control. Eso sí, tendría un moratón que me duraría semanas en la espalda. El dolor que sentía me hacía recordar constantemente la cara de aquel niño.

_ En una misión real, no puedes dejar nada al azar, tienes que controlarlo todo-dijo-. Primera lección aprendida.

_ ¿Que debería haber hecho? Matarlos. A una mujer y a un niño de no más de seis años totalmente desarmados-contesté indignado-.

_ Cuando entres en acción tendrás que lidiar con decisiones difíciles. De estas,  pueden depender tu misión, la vida de tu compañero o incluso tu propia vida. Yo no abogo por ir matando niños; pero tienes que tener presente todos los puntos de vista. Lo correcto en esta situación era inutilizarlos; bien encerrándolos en la habitación, o bien atándolos de pies y manos. Hay que improvisar en la medida de lo posible, adaptarse a cada encontronazo, saber detectar cualquier amenaza y neutralizarla antes de que pueda afectarte. Hoy has aprendido una dura lección. Por suerte era solo un entrenamiento, pero no la olvides jamás.

_ Pero… la mirada que me lanzó me dolió mucho más que el disparo. Había matado a su padre, quizás a familiares suyos, a sus amigos. El chico solo quería verme muerto, acabar conmigo.

_ Tienes que saber algo. Matar a alguien es muy fácil. Solo es apretar el gatillo del arma. Cualquiera lo puede hacer. Lo realmente complicado es lo que viene después. El aceptar que le has quitado la vida a alguien, que no podrá volver a hablar, a soñar, a respirar, a vivir. Y solo si sabes que tus razones son poderosas, podrás lidiar con ello. Si no, estarás perdido. Muerto por dentro. Pero no te agobies tanto. 

Volvamos a control. Seguro que les has impresionado.

Fuimos caminando por la sala de entrenamiento. Todo estaba como si no hubiera pasado nada. El blanco era puro nuevamente. Anduvimos algunos kilómetros  hasta que alcanzamos la entrada a la sala de control. Desde la entrada no se me hizo que  la SEA   (Sala de Entrenamiento Artificial) como me dijo Steve que la llamaban, fuera tan enorme; no dejaba de sorprenderme. Por fin llegamos a la puerta y entramos.

_ Debo felicitarle, Leo. Nos ha sorprendido. –Dijo Naomi-. Pero quiero que tenga presente que la misión ha sido un fracaso. En un campo de batalla real, hubiera perecido.

_ Gracias -contesté- No volverá a pasar.
Comenzamos a dejar todo el equipo que nos sobró en la sala de control.  Los técnicos encargados de manejar SEA no decían nada. Estaban totalmente enfrascados en los datos recogidos. Parecían sorprendidos, incluso alguno me lanzó una tímida mirada. Nadie dijo nada.

_ Vuelve a tu habitación, date una ducha y come algo. Pasaré esta noche a visitarte.
Acepté sin más y después de despedirme de Steve, abandoné la estancia para dirigirme al ascensor. Bajé a mi dormitorio.



(Continua tras el salto)

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_Nunca nadie había llegado tan lejos en su primer acercamiento a combate real. Sus datos son sorprendentes.

_ Adelante, muéstrelos en pantalla Sophie-dijo la doctora Kira-

_ Como puede observar, su puntería es excelente, ha acertado el 96% de sus disparos. La adaptabilidad e improvisación del agente ante situaciones adversas, es muy superior a la media. En las dos horas que ha durado la operación,  su cansancio no se ha visto reflejado en absoluto. Apenas le ha afectado la temperatura, ni la falta de humedad. Ha aceptado los términos teóricos perfectamente,  tal y  como se puede observar a la hora de utilizar las armas y controlar el retroceso. Incluso ha utilizado elementos que no teníamos planificados, como recursos ofensivos a su favor. Ha superado por mucho, todos los datos que teníamos recogidos con anterioridad de otros sujetos.  Es un caso único.  El mejor agente que jamás he analizado.

_ Bien-prosiguió Naomi- Tal y como esperábamos. ¿Qué opina Sargento?

_ Increíble.  Ha sido espectacular. Su adaptación, la forma de disparar, de moverse. Cuando lo veo en acción solo se me viene una persona a la cabeza…

_ 01 - interrumpió la doctora-

_ Solo él.

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Habían pasado un par de horas desde que volví de mi primer entrenamiento. Salí de la ducha, y me cubrí con una toalla a la altura de la cintura. Me detuve delante del espejo y me di la vuelta para mirarme la espalda.  El moratón  había dejado el color rojizo y azulado para tornarse cada vez más negro.  El dolor no menguaba. Como tampoco desaparecía la imagen de su infractor. Alguien tocó en la puerta.  Imaginé que sería la doctora Naomi.
Arrojé la toalla al suelo, me puse unos pantalones cortos,  una camiseta y abrí la puerta. La doctora Naomi se encontraba tras la puerta con su habitual bata de laboratorio color blanco.

_ ¿Puedo pasar?

_ Sí, claro.-contesté-

Entramos los dos en la habitación y nos sentamos en un pequeño sofá que hice ubicar frente a la pantalla.

_ Quiero que sepas que estamos muy contentos con tu rendimiento, pero  aún queda mucho para que tu formación esté completa. Mañana volverás a visitar la sala de entrenamiento artificial. Trabajaremos en tácticas en equipo.  Y esto será así cada día durante los próximos seis meses. Eres bueno y lo sabes, pero no serás nada sin la preparación adecuada.

_ Lo entiendo perfectamente. Tengo algunas dudas que me gustaría preguntar.

_Adelante.

_ Una vez que esto acabe ¿Qué será de mi?

_ Viajarás, ya te digo que viajarás. Formaras parte de la élite de nuestros hombres. Atenderás a objetivos en cualquier parte del  mundo;  Rio, Tokio, Londres... Todos los sitios en  los que tú, y nada más que tú serás imprescindible.

_ ¿Y mi trabajo? ¿Mis amigos? ¿Mi casa?

_ Esa vida quedó atrás.  Todos y cada unos de los recuerdos que tengas son eso;  cosas del pasado. Ese es el precio que aceptaste al entrar en Evo. Todo tiene un precio.  Solamente te puedo decir que la recompensa será grande, muy grande.  La posibilidad de ser único, de convertirte en el ser humano más perfecto sobre la faz de la tierra.

Afirme con un gesto de resignación.  Pero tenía que hacerme a la idea. En ese momento pasaron ante mí muchos recuerdos. Mi casa, mis padres,  los partidos de baloncesto con los amigos, las tardes en Jason´s después del trabajo. Rachel, que sería de ella. No me había podido despedir; seguro que estaría muy enfadada conmigo,  o quizás ya se había olvidado. ¿Todos me habrían olvidado?

_ Debo irme prosiguió la doctora. Tenemos que descansar. Hay mucho trabajo por hacer. Mañana será un día duro. Descansa.

Y sin más palabras abandonó la habitación.


Me recosté sobre la cama y abrí la  “persiana”. La noche era la dueña, y un manto de estrellas iluminaban el desierto. El aullido de un coyote a la luz de la luna, era el oscuro presagio de lo que estaba por acontecer.

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